Al entrar al living de la casa donde vivió su infancia Pepe Membrete se encontró a su hermana Helena, sentada en el sillón leyendo una revista de actualidad. Al verlo lo recibió con un calido:
- ¿Te olvidaste el vitel tone como el año pasado pelotudo?
La cara del pobre Pepe paso de una sonrisa navideña a una cara de frustración de domingo sin fútbol. Pese a que no le gustó el comentario de su hermana, respondió tranquilo.
- No hermanita, lo traje y hay para todos. ¿Dónde esta el resto de la familia?
Helena retomó la lectura y con aire de desinteres dijo:
- Papá y Mamá estan en el fondo terminando el asado, Julio todavía no llegó.
Pepe dejó el vitel tone en la mesada de la cocina y se dirigió al patio donde estaban el viejo terminando el asado y su adorable madre acomodando la mesa. Al verlo su padre alertó efusivamente:
- Mira quien vino Nora, el desaparecido! ¿En qué andas pedazo de atorrante? ¿No viniste con Marina?
Cuando termina de decir esto la madre de Pepe salta en defensa de su hijo.
- Cállate Daniel, hace dos semanas que lo dejo la novia y vos preguntandole todos los días que lo ves, sos un insensible! ¿Cómo andas hijito?
Pepe sintió un profundo enojo con su padre quien jamás se acordaba de los hechos importantes de su vida pero le hizo oídos sordos y le contesto a su madre.
- Bien ma, acá tirando, tengo mucha hambre ¿Cuándo comemos?
Nora se dio vuelta y terminó de acomodar la mesa mientras respondía.
- Ni bien llegue Julio. No seas desesperado por la comida que estas medio gordito, esa chica te debe haber dejado por eso hijo, tenes que cuidar la figura. En una de esas si haces dieta y te ves mejor la recuperas, es una cuestión de pilas. Te re conviene, era odontóloga, esa gente cobra muy bien y a vos la plata no te sobra ya que decidiste tirar tu vida por la borda para estudiar letras. Fijate...
Pepe se sintió un imbecil total al escuchar las recomendaciones de su madre pero antes de decir nada su padre acotó.
- Ja Ja Ja! El gordito no puede retener a las mujeres, escribile un poema boludo! Ja Ja Ja!
Totalmente frustrado Pepe entró a la cocina llevándose la sorpresa de que su hermano mayor Julio había llegado. Al verlo Pepe lo abraza y le dice:
- Tanto tiempo Julito ¿En qué andas?
Julio que parecía estar bastante nervioso, le responde.
- En nada Pepe ¿En qué tengo que estar? Soltame salí que ya esta la comida Mamá nos esta llamando dale.
Desprendiéndose de forma poco amable Julio se fue al patio y a los pocos segundos paso la hermana menor haciéndole un gesto mala onda a Pepe, que quedó inmóvil en la cocina, sin entender que le sucedía a su hermano mayor.
Cuando Pepe esta por salir de la cocina se da cuenta de que Julio olvido su celular arriba de la mesada al lado del vitel tone. El teléfono celular sonaba por tener una llamada perdida. Pepe se tomó el atrevimiento de revisarlo para darse cuenta de que el numero que lo quería ubicar era el de Marina, la mujer que lo había dejado dos semanas antes, pero también la mujer que siempre hablaba bien de su hermano mayor, la que vivía comparándolos para resaltar lo excelente que era Julio en el trabajo y lo vago que era Pepe para las tareas del hogar.
Tras investigar a fondo los mensajes de Marina en el celular de Julio, Pepe encontró frases de amor de parte de ambos y connotaciones sexuales, tales como "Te voy a hacer el kama sutra con los pantalones puestos" y "No veo la hora de bajarte los pantalones y encontrar el tesoro".
Pepe permanecía mirando fijo el celular cuando escuchó la voz de su hermana desde el patio gritando:
- Dale infradotado, trae el vitel tone y después andate si queres, pero trae que me muero de hambre!
Pepe agarró el plato de vitel tone con ambas manos, lo miro fijamente con una cara que asustaría al mismisimo rey de las tinieblas y despues de dar una arcada de veinte segundos, escupió el moco mas verde y viscoso que un cuerpo humano podía generar. Revolvió un poco la mezcla y salió al patio donde anunció:
-Acá tienen discúlpenme lo estaba condimentando, prueben que quedó riquisimo! Buen provecho eh!
La familia comió y festejó cuando dieron las doce en punto.
jueves, 25 de junio de 2009
martes, 16 de junio de 2009
Que casualidad encontrarte! Que garrón que estas!
Avanzaba el colectivo de la linea 25 por la avenida Avellaneda a un paso casi humano en pleno horario laboral de un día hábil. Dentro de el viajaba cómodamente sentado entre toda la gente Fernando Carigula, quien leía un libro titulado "Como hacer que vengan ellas". En plena lectura Fernando bajó el libro para ver por que parte del trayecto recorría el colectivo y nota que en medio del tumulto de gente aparece una cara conocida. Era su amiga de la infancia, Florencia Peripoti, con quien supo compartir meriendas, hamacas, heladitos torpedo vale doble y demás cosas que ya habían quedado sepultadas en el enorme cementerio de sus recuerdos.
Fernando se emocionó al verla y recordó un improvisado resumen mental de que lo que Florencia había representado en su vida. Antes que nada se le vino a su cabeza como se habían conocido en el jardín de infantes "Pequeños Petizos", también se le vino a la mente cuando jugaban a que eran marido y mujer en el sótano de ella, tampoco pudo dejar de pensar en aquella vez que ella lo dejo besarla en la mejilla unos segundos cuando tenían tan solo tres años de edad. Todo este aluvión de momentos pasados le pintó una sonrisita pelotuda a Fernando, quien parecía estar feliz por volver a ver a unos cuantos centímetros a su compañera de juegos de su niñez.
Luego de estos recuerdos empalagosamente lindos, Fernando también recordó que se dejaron de hablar por que ella comenzó la secundaría en otra escuela del barrio y cortaron comunicación al cabo de un par de años (pese a que se habían prometido contraer matrimonio y tener 124 hijos cuando tan solo tenían 5 años)
Fernando, decidido, bajó el libro y se acercó a Florencia con la idea de saludarla y pedirle algún teléfono para contactarla nuevamente y así ambos podrían ponerse al día. Una vez en pie se movió hacía ella y al estar casi al lado se freno por completo y al verla de cerca se dijo a si mismo:
"No sigue estando buena como estaba antes"
Automaticamente Fernando se bajó del colectivo sin establecer ningún contacto con Florencia. Faltaban tres paradas para llegar a su destino.
Fernando se emocionó al verla y recordó un improvisado resumen mental de que lo que Florencia había representado en su vida. Antes que nada se le vino a su cabeza como se habían conocido en el jardín de infantes "Pequeños Petizos", también se le vino a la mente cuando jugaban a que eran marido y mujer en el sótano de ella, tampoco pudo dejar de pensar en aquella vez que ella lo dejo besarla en la mejilla unos segundos cuando tenían tan solo tres años de edad. Todo este aluvión de momentos pasados le pintó una sonrisita pelotuda a Fernando, quien parecía estar feliz por volver a ver a unos cuantos centímetros a su compañera de juegos de su niñez.
Luego de estos recuerdos empalagosamente lindos, Fernando también recordó que se dejaron de hablar por que ella comenzó la secundaría en otra escuela del barrio y cortaron comunicación al cabo de un par de años (pese a que se habían prometido contraer matrimonio y tener 124 hijos cuando tan solo tenían 5 años)
Fernando, decidido, bajó el libro y se acercó a Florencia con la idea de saludarla y pedirle algún teléfono para contactarla nuevamente y así ambos podrían ponerse al día. Una vez en pie se movió hacía ella y al estar casi al lado se freno por completo y al verla de cerca se dijo a si mismo:
"No sigue estando buena como estaba antes"
Automaticamente Fernando se bajó del colectivo sin establecer ningún contacto con Florencia. Faltaban tres paradas para llegar a su destino.
miércoles, 10 de junio de 2009
Las cosas que jámas nos interesaron.
Rodolfo Perinesi caminaba por la avenida Corrientes a paso tranquilo, faltaba rato para que den las 19 y tenga que ir a decir presente a su facultad.
En el andar iba escuchando a un volumen exagerado su reproductor de música, la elección del momento era "After Chabon" de la banda de los 80's Sumo.
Todo parecía ídeal, vidrieras vistosas, tiempo que perder, música linda de fondo y la suave compañía de la nada misma.
Cuando Rodolfo llega a Corrientes y Rodriguez Peña por fin consigue lo que tanto esperaba, la llegada a esa hermosa librería antigua que tanto le gusta recorrer, aunque jamás compra nada. Al entrar revisa los cajones de literatura latino americana y novelas de antaño.
En el punto exacto en que piensa que nada puede afectarle la tarde Rodolfo siente una palmada en el hombro que lo descoloca totalmente, como si lo hubieran sacado de una cápsula de aislamiento en la cual estuvo años y años encerrado. Al lidiar con esta horrible sensación se saca los auriculares despacio, se da vuelta con cara de sorpresa para encontrarse con un compañero suyo de la facultad, del cual ni recuerda el nombre de pila.
Para romper el silencio que se generó entre la música y el reconocimiento, Rodolfo decide saludar con:
- Ahh, ¿Cómo andas?.
- Bien, aca haciendo tiempo para ir a la facultad! Vos en la misma! Menos mal, podemos dar una vuelta juntos y aprovecho para contarte lo que me paso ayer, no te la vas a creer. Estaba arriba del auto en Juan B Justo y San Martín, y al lado mio frena un Passat y al lado del Passat un Renault 9. Alta nave el Passat, pero bueno, resulta que el Renault 9 lo putea al del Passat y se empiezan a pelear ahi nomas! Entonces yo me quedé mirando y...
La anécdota del imbecil de la facultad se extendió durante quince minutos, y al final lo único que relató fue una simple riña verbal entre dos conductores. Rodolfo no pronunció una sola palabra en toda la conversación y lo único que hizo fue poner la peor cara que tenía disponible. Se acercaban las 19 y lamentablemente tuvieron que compartir la ida a la facultad. El infradotado de su compañero paso a contar otro relato mas aburrido todavía, acerca de como el otro día vio a dos policías tratando de bajar a un gato de un árbol. Cada tanto metía chascarrillos gastados como "Y no era un gato de esos que nos gustarían a nosotros" (mientras dijo esto, guiñó el ojo y emitió una sonrisa horrible).
Cuando llegaron a la facultad Rodolfo enunció las unicas palabras que aportó en toda la charla las cuales fueron "Me voy al baño" una excusa perfecta para cortar con la tortura verbal que le propinaba el monologuista y una buena estrategia para evitar sentarse cerca de el en clase.
El imbecil se sentó al lado de otro pibe que Rodolfo también desconocía y paso a contarle la anecdota de cuando vio caminando por la avenida de La Plata a un hombre que gateaba y gritaba cosas raras.
Rodolfo evitó la avenida Corrientes por el resto de su vida. Inclusive cuando la recorre en automovil.
En el andar iba escuchando a un volumen exagerado su reproductor de música, la elección del momento era "After Chabon" de la banda de los 80's Sumo.
Todo parecía ídeal, vidrieras vistosas, tiempo que perder, música linda de fondo y la suave compañía de la nada misma.
Cuando Rodolfo llega a Corrientes y Rodriguez Peña por fin consigue lo que tanto esperaba, la llegada a esa hermosa librería antigua que tanto le gusta recorrer, aunque jamás compra nada. Al entrar revisa los cajones de literatura latino americana y novelas de antaño.
En el punto exacto en que piensa que nada puede afectarle la tarde Rodolfo siente una palmada en el hombro que lo descoloca totalmente, como si lo hubieran sacado de una cápsula de aislamiento en la cual estuvo años y años encerrado. Al lidiar con esta horrible sensación se saca los auriculares despacio, se da vuelta con cara de sorpresa para encontrarse con un compañero suyo de la facultad, del cual ni recuerda el nombre de pila.
Para romper el silencio que se generó entre la música y el reconocimiento, Rodolfo decide saludar con:
- Ahh, ¿Cómo andas?.
- Bien, aca haciendo tiempo para ir a la facultad! Vos en la misma! Menos mal, podemos dar una vuelta juntos y aprovecho para contarte lo que me paso ayer, no te la vas a creer. Estaba arriba del auto en Juan B Justo y San Martín, y al lado mio frena un Passat y al lado del Passat un Renault 9. Alta nave el Passat, pero bueno, resulta que el Renault 9 lo putea al del Passat y se empiezan a pelear ahi nomas! Entonces yo me quedé mirando y...
La anécdota del imbecil de la facultad se extendió durante quince minutos, y al final lo único que relató fue una simple riña verbal entre dos conductores. Rodolfo no pronunció una sola palabra en toda la conversación y lo único que hizo fue poner la peor cara que tenía disponible. Se acercaban las 19 y lamentablemente tuvieron que compartir la ida a la facultad. El infradotado de su compañero paso a contar otro relato mas aburrido todavía, acerca de como el otro día vio a dos policías tratando de bajar a un gato de un árbol. Cada tanto metía chascarrillos gastados como "Y no era un gato de esos que nos gustarían a nosotros" (mientras dijo esto, guiñó el ojo y emitió una sonrisa horrible).
Cuando llegaron a la facultad Rodolfo enunció las unicas palabras que aportó en toda la charla las cuales fueron "Me voy al baño" una excusa perfecta para cortar con la tortura verbal que le propinaba el monologuista y una buena estrategia para evitar sentarse cerca de el en clase.
El imbecil se sentó al lado de otro pibe que Rodolfo también desconocía y paso a contarle la anecdota de cuando vio caminando por la avenida de La Plata a un hombre que gateaba y gritaba cosas raras.
Rodolfo evitó la avenida Corrientes por el resto de su vida. Inclusive cuando la recorre en automovil.
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