Braulio y Marta estaban sentados en el sillón plastificado con cara de pocos amigos, los dos miraban hacía adelante sin emitir palabra y lo único que se escuchaba de fondo era el sonido del televisor. A juzgar por los forros arriba de la mesa y la indumentaria tirada en el piso, un frustrado acto sexual acababa de ocurrir.
Cuando parecía que los dos finalmente se habían transformado en una pareja de estatuas, Marta rompió el silencio.
- No puedo creer que seas tan histérico, a veces me repugna lo nenita que sos. Crecé ya tenés 20 años, no sos más un quinceañero!
Braulio se limitó a responder:
- No me jodas, haceme el favor. Por lo menos no soy un ortiva como vos! Aceptá que tenés 20, no sos una cuarentona todavía...
miércoles, 3 de marzo de 2010
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